Diversidad funcional- autismo
He decidido elegir el autismo en el aula porque creo que es una diversidad funcional que se necesita conocer en las aulas y que el docente lo conozca. Además, es importante no establecer diferencias entre los alumnos porque no contribuye a su desarrollo académico y de respeto sino todo lo contrario. Yo tengo una amiga que en el instituto decidían ignorarla en vez de tener paciencia con ella, no es autista pero le cuesta muchísimo o le lleva más tiempo aprender.
El TEA (Trastorno del Espectro Autista) es un trastorno del neurodesarrollo que empieza a manifestarse alrededor de los dos primeros años del niño y se extiende durante el resto de su ciclo vital. Las áreas más afectadas son las capacidades de interacción social y comunicativa y la regulación flexible de sus pensamientos y conductas.
Un alumno con TEA no buscará relacionarse con sus iguales; y, si lo hace, su manera de interactuar puede ser inapropiada. Ambas situaciones podrían conllevar al aislamiento y el acoso en el aula de dicho alumno.
Otras características del niño autista, que interfieren en la inclusión dentro del aula, es la presentación de patrones de pensamiento y movimientos repetitivos (balanceo, cerrar y abrir puertas…), una hiperreactividad ante ciertos estímulos, la dificultad para la comprensión del lenguaje simbólico o para empatizar.
No obstante, los síntomas del TEA son muy heterogéneos. No todos los alumnos que sufren autismo manifiestan las mismas alteraciones cognitivo y conductuales, ni en el mismo grado. Por lo tanto, es fundamental que el equipo docente y especializado adapte el programa de intervención atendiendo las necesidades específicas y personales del alumno y potencie aquellos rasgos que beneficiarán su inclusión en la escuela.
Para optimizar el proceso de aprendizaje de un niño autista las habilidades requeridas en autonomía e integración social, el profesional educativo necesita, a su vez, aprender a evaluar al alumno, valorar su situación en el aula, respetar su ritmo y estilo de aprendizaje y diseñar y poner en práctica adaptaciones curriculares específicas y eficaces para cada uno de ellos. El programa de estudio del Máster Oficial Educación Especial responde a esta necesidad de los profesionales de la Educación de conocer todos los tipos de NEE, y de ser capaz de detectar e intervenir sobre las diversas necesidades de aprendizaje de sus alumnos con discapacidad. Además, todos los niños con TEA tienen algo en común, y es que manifiestan dificultades persistentes en la interacción y comunicación social. Además, revelan conductas restrictivas y repetitivas en menor o mayor medida.
El educador y psicopedagogo, por tanto, necesitan conocer e identificar el grado de afectación del autismo en su alumno para determinar qué tipo de apoyos debe ofrecerle la escuela y enfocar su labor educativa a cubrir las necesidades del niño.
Para abordar correctamente el autismo en el aula y lograr una buena inclusión del alumno con TEA en las dinámicas de clase, es necesario que el docente respete, valore y comprenda las necesidades de dicho alumnado; que se implique en el trabajo del equipo experto y se muestre flexible en su labor pedagógica, con el único fin de cubrir todas las necesidades del alumno.
Entre las actividades y estrategias que se pueden realizar a favor de la buena adaptación del alumno autista, caben destacar:
La estructuración del entorno para que sea predecible por parte del alumno y se sienta seguro emocionalmente. La creación de rutinas, así como el diseño de una agenda con pictogramas, fotos o dibujos ayudarán al niño autista a anticiparse y comprender la secuencia de las acciones que requiere una tarea; también, a la identificación de las emociones propias y de los iguales.
El uso de indicaciones visuales para facilitar las enseñanzas (programa TEACCH) y la incorporación de programas de comunicación y competencia social como el Programa de Comunicación Total, donde se asocian signos a vocalizaciones.
Siguiendo la metodología anterior, son de vital importancia los apoyos visuales (historietas, cómics y vídeos) para mejorar la comprensión por parte del alumno de las situaciones sociales e impulsar la imitación de conductas adecuadas.
En las fichas de trabajo del alumno también se debe incluir la secuencia de tareas, paso a paso, con claridad y dibujos de que ayuden y faciliten la realización de este tipo de actividades.
Por último, se aconseja crear un “círculo de amigos” del entorno al alumno con TEA: un grupo de compañeros que interactúen y le guíen en los entornos más abiertos (el patio, el comedor escolar o durante los cambios de clase).
Otro método interesante para aplicar es el ARASAAC (Sistema Aumentativo y Alternativo de Comunicación). Este proyecto de inclusión fomenta el uso de pictogramas para facilitar la evolución del lenguaje y la comunicación mediante el uso de material didáctico con el que, por ejemplo, se enseñan las vocales, las letras del alfabeto, entre otros.
Es también recomendable emplear un lenguaje claro y sin expresiones que puedan crear confusión. Así, una vez se tiene la atención del alumno, se debe escapar de ambigüedades en la comunicación y emplear frases directas como “camina”, en lugar de “no corras”.
Otra estrategia a aplicar es la de aprovechar las áreas de interés de los alumnos para incluirlo en la enseñanza. Además de ayudar en su desarrollo de habilidades comunicativas, se favorecerá el desenvolvimiento de habilidades sociales.
Establecer estrategias de apoyo cuando los alumnos se sientan estresados o incapaces de seguir y crear espacios “seguros”donde se puedan relajarse y calmarse en compañía de alguna persona con la que hayan creado una buena y estrecha relación.
Emplear comandos de preparación y ejecución para realizar cambios en el aula ya que los alumnos con autismo suelen tener problemas con las transiciones. Un ejemplo de esta técnica sería usar un comando preparatorio como: “Cuando yo diga la palabra caminar, nos moveremos…” y tras esto se pronuncia el comando ejecutorio, “caminar”.
Para ayudar al desarrollo simbólico del alumno con autismo se llevan a cabo actividades con objetos de referencia. Estos se emplean para representar un elemento, una acción, una persona, un lugar, etc., ya que la compresión e identificación de imágenes resulta complicado para ellos. Así, se hace uso en clase de objetos reales y concretos que permiten a los estudiantes identificar y asociar el objeto con la referencia que representa.
Por ejemplo, se muestra al niño una serie de objetos como unas zapatillas de deporte o un utensilio de cocina, de esta forma se le enseña al alumno que las primeras están relacionadas con actividades físicas, como la clase de educación física, y la segunda, a tareas que se realizan en esta parte de la casa y que sirve para preparar la comida.
Con el fin de desarrollar la destreza motora fina del alumno y que pueda aprender a escribir en un futuro, se ponen en práctica ejercicios de pinza. Estas actividades consisten en coger objetos blandos, tocarlos, presionarlos, pellizcarlos y así fomentar que el niño abra y cierre la mano, la utilice y mueva para estimular los músculos de esta zona.
Por ejemplo, con unas pinzas de plástico se puede jugar con los alumnos a que introduzcan unos objetos determinados en botes de colores, o pedirles que realicen la misma acción pero con sus propias manos.
La preparación ante cambios de rutina o planes es muy útil trabajarla a través de actividades porque así evita que el alumno entre en episodios de estrés y aprenda cómo gestionar cualquier alteración en su día a día.
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